Tren de Chiloé
(1908 – 1960)

El 1 de agosto de 1899 se hizo el primer proyecto de ley para consultar fondos para estudios del ferrocarril, el cual no fue aprobado por temas económicos y razones técnicas. Luego de un par de intentos fallidos, a fines de 1907, el gobierno se encarga de los estudios definitivos, realizados por una empresa franco- belga. Con un presupuesto base de $1.350 el kilómetro.

El 28 de julio de 1908, se firma en Santiago el decreto que ordena la construcción del ferrocarril de Ancud a Castro y se adjudica la construcción la empresa Lazaeta & Duran Hnos y Cía en febrero de 1909, por la suma de $2.950.000.

Los primeros trabajos realizados en la estación de Ancud, fue construir galpones para las locomotoras. La estación y las bodegas del ferrocarril, se construyen en terrenos fiscales, a diferencia de Castro, que fue en terrenos particulares.

 

El 2 de abril de 1912, se hizo entrega oficial y solemne del Ferrocarril de Chiloé, inaugurada en la estación de Puntra. Desde las 9 de la mañana, la estación de Ancud estaba invadida por una gran cantidad de gente que quería ver la partida de la comitiva, acompañado por el empresario e ingeniero de la empresa. A las 10 de la mañana se dio la partida del Ferrocarril, con diez carros planos y con más de 40 pasajeros.

En 1913 se traspasó la Administración al Ministerio de Ferrocarriles, dando a conocer los primeros informes que criticaban la construcción y el funcionamiento del tren. La sobrecarga fue una de las causas de continuos desperfectos, deterioros y accidentes. También se consideró que el camino hacia Lechagua era peligroso, corriendo riesgos de incendios, debido a las chispas que arrojaba el Ferrocarril.

Durante esa década el ferrocarril pasó por varios problemas en la vía, técnico y otro por el clima, se producen derrumbes, obligando a realizar transbordos.

Se decide a llamar a propuesta pública en el año 1917, para comprar nuevos materiales como durmientes, pilares, estanques para reparar los antiguos. Se diseñó la línea del ferrocarril por la meseta de la isla. (Altura sobre el nivel del mar). Otras razones que produjeron las pérdidas fueron los materiales utilizados que eran de mala calidad. Y el camino estrecho era complicado para realizar cambios en el tipo de máquinas y material rodante, además muchos repuestos para maquinarias que ya no existían en Chile.

En 1957, el proyecto de una carretera longitudinal y rutas transversales, vendrían a poner el final al ferrocarril chilote. Y así, se dio inicio al recorrido de micros y camiones de carga. A pesar de todo el esfuerzo de los trabajadores por reponer o reconstruir el ferrocarril, estaba condenado a su desaparición. El tren no se financiaba y provocaba fuertes pérdidas a la empresa.

Toda la comunidad ancuditana y autoridades se movilizaron para evitar la suspensión del servicio.

En 1958 se hicieron públicas las cifras que arrojó la explotación del tren, cubriendo el tráfico solo el 11% del total de gastos.

Las cifras dadas por el Subsecretario de Transporte ese año fueron:

Pasaje                  $6.277.522.

Equipaje              $  255.347.

Carga                   $6.071.402.

Otras entradas    $797.688.

Total                   $13.401.951.

En el mismo período los gastos se elevaron a $119.328.648, las autoridades de Ancud y Castro, insisten en la prórroga para evitar el término del servicio a pesar de las cifras en contra. Se logra que la suspensión se aplace hasta el 1 de enero de 1960.

Con fecha 22 de mayo 1960 un gran terremoto y maremoto destruye en su totalidad la línea y sus instalaciones del tren de Chiloé.

Bibliografía:

La estación de la memoria, Gustavo Boldrini.